Las gallinejas clásicas de toda la vida son un producto mixto de cordero lechal compuesto por el intestino delgado y un trozo del entresijo, que a su vez contiene una mollejita popularmente llamada "botón". Cada cordero cuenta con una sola gallineja, que en su interior tiene forma de espiral, pero al limpiarla se estira adoptando la apariencia de una mano con el pulgar encogido. Después, cuando se fríe, se encoge y se retuerce, volviendo a su formato original.
Todavía recuerdo cuando mi hermana me daba 1 duro (5 ptas.) y
me mandaba al kiosko de la calle Antonio Leyva. Claro que , para cruzar
la calle le tenía que decir al estanquero que me cruzara él, en aquella época
debían pasar uno o dos coches a la hora, QUE PELIGRO!! Te las servían envueltas en
papel de estraza y periodico. La gallinejera era una señora gorda que no cabía en el kiosquillo, con mas mierda y aceite que la tirita de un mecánico.
1 comentario:
¡Bien por la historia de Madrid que cuentas! y por la comparación entre el kiosco de gallinejas y la tirita del mecánico. ¡Ja, ja, ja!.
Salud.
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